jueves, 30 de abril de 2009

Travesía traviesa

Atascado en la diarrea vial, sobre un flujo indefinido de chatarra. Decepcionado por el infortunio de tener que llegar tarde una vez más. Espectador ante el interminable proceso de enajenación de mis congéneres, espero sin prisa el holocausto.

Peculiares diálogos que podrían hacerle placentero el viaje a cualquiera amenizan el trayecto.

¡Vos hijo de cien mil putas! Vos vas a pagar el pasaje.

¡Cállate ya! Ya estoy harto de tus muladas.

Pero para hartarte de esa mierda si nunca te cansas verdad pisado.
(La risa escapándoseme a borbotones)

Otra vez vas a empezar con lo mismo.

¡Coche! No me dejaste dormir anoche por estar chupando con ese tu padre.

¿Alguna vez has intentado lanzarte desde un puente? ¿Lo has pensado siquiera? El puente que conecta San Cristóbal con el asco citadino parece no tener la dosis suficiente para ser considerado mortal, pero si para creerse divertido.

Carrocería oxidada dando pasos de tortuga, el tiempo avanza implacable. Encontraría normal que alguien gritara de pronto, siguiera gritando y no dejara de gritar por un buen rato. Liberarse del estrés acumulado que mantiene acribillada la paciencia. En verdad me parece exasperante, ficticia y demente la calma regordeta que reina aquí dentro.

Gastándote el gasto en esa mierda, ¡Ni calzoncillo cargas puesto!

Reflexiono sobre el humilde proletario, explotado por inmigrantes sanguijuelas orientales, triste operador de maquila que cada viernes de quincena, sucumbe frente a la fiebre porcina que incendia su cuerpo, intentando mitigar el fuego con un refrescante y espumoso elixir de cerveza.

Luego de un incoherente recorrido que me transporta inconciente al abrupto choque con lo real, escucho como las puertas se van cerrando sincronizadas una tras otra. Desgasto los pasillos del refugio-biblioteca, inmune a susurros/sollozos, plegarias y súplicas que emanan de pseudos-estudiantes que claman por un digno mañana, ingenuas mercancías que la sociedad de consumo prepara para el lúgubre futuro, me sumerjo entre libros y me ahogo junto a letras

domingo, 26 de abril de 2009

ESA

Hay veces en que quisiera tener un arma y dispararte en la cabeza. Eso me dijo un día, sin pestañear. La noté fría y con escalofriante aire meditabundo. El mundo artístico es sinceramente enigmático. Es probable que aquella mujer estuviera perturbada y solo estaba tratando de hacerte caer en su juego demente. Es posible, esa maldita loca me producía una muy desagradable sensación que no puedo definir con exactitud. Tiene una especie de aura de mala vibra. Todos esos artistas de mierda eran una farsa, una treta para engañar al ocio y la cultura, vivían una obra de teatro interminable que se partía en actos cuando caía el telón, justo antes de acostarse. Lo peor de todo, es que estaban concientes de ello y no hacían nada por saltar y rasgar la fantasía. La escuela superior de arte los había convertido en títeres de lo irracional, juguetonas marionetas sediciosas de malevolencia. Ya te lo he dicho más de un millón de veces, la gente que hace teatro tiene problemas. ¿Qué clase de problemas?, Problemas de la mente, confiaría en cualquiera, menos en uno de ellos. Las mujeres son las más peligrosas, tienen el daño más profundo y generalizado, distorsionan ilusión y realidad. Todas tienen un desorden con sus vidas (alimenticio, emocional, menstrual, etc.). Intentan olvidar su carencia existencial arriba del escenario. Quien te oyera pensaría que cargas en la espalda un par de investigaciones al respecto. ¡Shhhht muchá! Alístense, ya regreso el profe y hay que seguir con el ensayo.

Paraninfo Universitario, marzo 2009

sábado, 25 de abril de 2009

Microrelato Post-moderno Guatemalteco

Cuando despertó, "Nuestro Diario" todavía estaba allí.

martes, 21 de abril de 2009

Percude mañanas

Conservar el ritmo/la distancia sin olvidar la calma, esta ciudad te asfixia con sus precios exorbitantes y egocentrismo exuberante. Arrastrar los pasos bajo el sol ante miradas que destazan la armonía, sudor a flor de piel al entonar la caminata.

Mientras algunos ingenuos compañeros de especie aguardan en algún lugar seguro, clamando de rodillas por el fin del terror apocalíptico. La realidad cruda y sanguinolenta nos eructa insolente al oído.

Envenenados desde los pies hasta la punta del pene, nos paseamos eyaculando indiferencia frente a las vísceras expuestas de otra cifra cadáver que descansa sobre el asfalto a medio día.

“El morbo es saludable, porque confirma la certeza de estar vivos y de ser exitosos sobrevivientes de una realidad amenazante”.

Un cuerpo sin cabeza confirma el ser afortunado por el simple hecho de seguir intentando respirar una realidad angustiante, en donde el egoísmo es marca registrada y la indolencia se regala en cada suspiro. El cráneo partido de un amigo es hasta cierto punto estimulante, pues reafirma nuestra lucha persistente desde un amargo y largo naufragio entre la mierda y la violencia.

Cada mañana, justo antes de engullir la rutina, aspiro mi dosis de miedo, esquizofrenia y fantasía, acompañada de un collage de sexo explicito, crimen exasperante y consejos para el corazón, que amablemente, alguien publica en tiempos de histeria digital.

Ahora, abrir un periódico, es un constante recordatorio de nuestra etérea vida confortable protegida por un muro perimetral de burbuja que nos hace ajenos a esa roja marginalidad que tanto detestamos pero seguimos sorbiendo a diario junto al café matinal.

Sirenas de ambulancias y patrullas/melodías cotidianas que acompañan las jornadas de tristeza, encerrados en una cueva, cada vez más angosta, compartiendo soledad junto a la tele que destila tele noticieros untados de verborrea pestilente con la que atragantan tanta gente. Evacuando toda la diarrea sensacionalista sobre pobres mentes conformistas.

Conviene más ser un loco que grita, a ser un solemne ciudadano que lentamente se marchita.

domingo, 19 de abril de 2009

Bitácora del miedo


"Los atraparé, aunque sea lo último que haga"

El desorden te come y te atrapa, hay veces en que las ruinas de ropa sucia no te dejan trabajar, perdiendo el tiempo en confusos vestigios de noches anteriores recorde uno de los primeros personajes oscuros de la primera infancia, el malvado Gargamel, que causa más risa que miedo, pero no por eso deja de ser un villano, archienenmigo de mis tardes compartidas con Los Pitufos.
He descubierto que mi memoria de largo plazo no funciona correctamente al explorar los días lejanos de la infancia. Aunque la memoría fotografica se conserva casi intacta. Algunos atribuyen esta amnesia de la niñez a una represión sexual (Sigmund Freud), otros han teorizado que es debido al desarrollo del lenguaje o a partes inmaduras del cerebro.

Yo todavía no defino mi teoría, simplemente es ahora cuando no recuerdo la novísima vez que llegue a sentir un verdadero miedo.

viernes, 17 de abril de 2009

Uno sobre el otro

Zarpazos en papel
que desgarran la inocencia
Interludio irracional

Destazar tus labios
Abrirme paso intempestivo
en carretera lubricada

Surte la sangre
ensancha mi impaciencia
de morir una vez más
inmerso entre tu carne.

martes, 7 de abril de 2009

Ahora resulta que la poesía te atrapo, y ya no podes saltar el estigma

¡Pajas! Aquí estas otra vez.

Hay una turbia turba que bloquea mi mente, son pesadillas organizadas que decidieron tomar medidas de hecho, bueno tal vez no sean pesadillas sino más bien un conjunto musical de malos sueños que simplemente no se cansa de tocar.

Hay quienes dicen que para eliminar un estímulo doloroso es bueno inhibirlo con uno todavía más fuerte y así olvidarlo de una y para siempre.

Y es que con las vacaciones respirándome en la nuca, me siento un tanto presionado.
¿Y si no puedo rendir satisfactoriamente?
Hace rato que no me tomo un par de litros.

¿Y si no aguanto el desvelo?

Con la música en la mano, intranquilo espero.

Y muy tarde comprendió

Iba caminando, tan tranquilo, queriendo dejar a un lado el ruido de todo lo que sucedía alrededor, estaba sorprendido a la vez, trataba de acallar todo lo que su corazón quería gritar, había sido algo fuerte, creía que nadie lo entendería, así que lo mejor, pensó, es aparentar serenidad…
Pero cada vez eran más fuertes los gritos de su corazón…
Cuando de repente ante él apareció…
Allí estaba…no había ahora mas espacio para aparentar…
Su corazón se detuvo por unos segundos, contuvo la respiración, cerró los ojos como queriendo despertar si soñaba…pero no …

Jonathan estaba frente a él y era ahora o nunca, tenía que decírselo tarde o temprano y que mejor momento que ahora mismo.

Lo detuvo de improvisto, lo asusto y le dijo:

-Hola, te acuerdas de mi? Me llamo Jerry, soy amigo de J….-

-Sí, si me acuerdo- respondió él.

En un instante de inspiración intempestiva sin pensarlo Jerry se abalanzó sobre él e intento rozar sus carnosos labios, él lo aparto violentamente y lo golpeó salvaje, esperando verlo escupir sus genitales por la boca, lo cual, lamentablemente nunca sucedió.

Un poco de sangre apareció en su boca y eso lo confortó. Jerry no volvería a intentarlo nunca más, pensó.

Derrotado por los golpes sangrientos de su amor imposible, solo alcanzó a levantarse con la única esperanza de que un día muy lejano, volvería a encontrar un amor que fuera para él, aunque su pasado le demostrara que no había nacido para amar, y que nadie nació para él.



Verde, Amarillo y Rojo

viernes, 3 de abril de 2009

REsentimiento

El REsentimiento escala por sus venas, trepando/insertándose venenoso hasta alcanzar su alma agujereada, perforada por constantes decepciones, hasta llegar lento pero certero a carcomer su conciencia.

El REsentimiento escarba entre la herida para hacer más grotesco el sufrimiento, que viene arrastrándose junto a él como su propia sombra. Expele un hálito amargo que tenue acentúa el añejamiento de los días desperdicio.

El REsentimiento engulle de un solo bocado el arrepentimiento, lo digiere triste en agónicos espasmos abdominales, destruye los vestigios de cordura para dejar libre el viento anárquico que sopla inclemente contra todo aquello que recela. Sintetiza el odio, lo fusiona con algunas no menos interesantes emociones.

El REsentimiento resigna/doblega revoluciones obstinadas/incesantes, apaga unos para encender otros fuegos que se propagan aún más intensos.