En el infortunio de nuestra marginal condición vamos construyendo un improbable futuro. Aletargados por años de seudo educación/nadie nos dijo cómo hacerlo ni por dónde empezar. Construir un pensamiento crítico acertado se convierte en toda una peregrinación por regiones oscuras y trasparentes en donde el odio y la miseria convenientemente conviven para hacernos más placentero el encuentro con la realidad.
En la increíble capacidad que como jóvenes tenemos de hacer el presente obsoleto al instante, la habilidad de copiar los modelos arcaicos de otras generaciones para seguir reproduciéndolos despreocupadamente y esperar a que algún mediocre nos sirva la mesa, tienda la cama y se acueste en nuestros sueños, ahí esta la esencia del por qué nuestras mañanas se percuden.