miércoles, 2 de diciembre de 2009

Juventud Posmodernista



La costumbre de especular inicia a partir de una idealización de la generación inmediatamente anterior, que atragantándose de frustración evade cobarde la responsabilidad de transformación que alguna vez tuvo y despreocupadamente escupió a la alcantarilla del olvido. Ahora cae en la cuenta de lo que es y lo que pudo haber sido.

Me refiero a la juventud como construcción social a la cual a lo largo de la historia se le ha atribuido la responsabilidad de generar “cambios para un mejor futuro”.

Esto sin llegar a comprender que la gestación de una vida en sociedad digna es producto de un esfuerzo conjunto intergeneracional de carácter multiétnico, sin distinción de estrato social y con libertad de culto, en donde cada quien cumple con calidad su parte.

Vivimos el consumismo histórico, época que será siempre recordada por historiadores por el mercantilismo avorazado y sus más excéntricas manifestaciones, que van desde lo político-religioso hasta lo psicodélico-experimental. Esta tendencia neoliberal marca la pauta dentro de una sociedad intelectualmente decrépita y culturalmente animal.

El colonialismo cultural (la tele y las redes sociales como instrumento)
Todos viendo lo mismo, todo el tiempo/simultáneamente. Por todas partes los medios masivos reemplazando los intercambios reales de persona a persona.

Algunas cabezas haciendo interferencia. Pocas.
Quiero ser transgresor, rebelde y diferente. Blandiendo mi indiferencia como insignia de batalla me resigno a ser parte de la homogenización cultural, ¿No es una maravilla la era digital? El consumismo disciplinado casi militar con el que rendimos tributo a lo material. La orgásmica tecnofilia estilizada en el más novedoso artilugio: Un celular con cámara infrarroja para tomar escenas eróticas de poca iluminación, sirve también para depilarte los pelos del culo y además salta de canción cada vez que te tiras un pedo.

La odisea decadente crece mientras el celular es construido como un apéndice, un órgano más del ser humano, indispensable-vital del sistema de comunicación masiva.
Hay una sensación de vacío en el ambiente, es mejor encender la tele.